desde Teticha, ETHIOPÍA
Mi nombre es Cruz Estela Orejuela
Bennett, esmeraldeña de la parroquia "Santa Marianita".
Vengo de una familia pobre y sencilla pero muy rica en fe, confianza en Dios y
en María nuestra Madre. Ocupo el séptimo lugar de 11 hijos que mis padres han
tenido y amado, enseñándonos a compartir
aquello que teníamos. Les diré, con mucha alegría, que mi consagración a Dios
comenzó a los diez años, el día de mi Primera Comunión, un día tan lindo en el
cual dije a Jesús con todo mi ser: "Jesús,
quiero que vengas a mi corazón y me ayudes a ser toda tuya para servirte en los
pobres"…. … Cuando hablé con mi párroco, el actual obispo de
Esmeradas, para que me diera una carta de certificación, me dijo:
"La vida misionera
comboniana es muy dura; ahí los títulos no sirven puesto que debe estar
dispuesta a realizar todos los trabajos. Además, debes aprender a morir a ti
misma para acoger y aceptar las otras culturas”.
Al terminar mis estudios de enfermería, aprendí el inglés y fui enviada a
Ethiopía, para trabajar como una verdadera misionera y enfermera en un
dispensario, al sur del país.
Tengo diez años de trabajar con el pueblo Sidamo, gente muy linda, sencilla y
acogedora que me da lo mejor de sí misma. Con ellos he aprendido a amar su
cultura, lengua, tradiciones y a ser una de ellos, porque me repiten siempre:
“Tú eres una de nosotros, de nuestra familia".
El ser enfermera, en este rincón de África, muchas veces significa hacer
las veces de doctor, a pesar de nuestros límites y muchas restricciones. Lo
importante es salvar vidas, pues nuestra vocación y misión es dar vida y vida
en abundancia.
Siempre estaremos unidos en oración como nos enseñaron nuestros abuelitos, la amamos mucho Sor Esthela. Dios le conseda siempre la sabiduría y amor para llevar por el mundo a los más necesitados.
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